Exposición Gibara grabada, de Yosvani Rodríguez Batista
Yosvani Rodríguez Batista inauguró en el Hotel Ordoño Gibara grabada, una muestra que se propone, en esta 19 edición del Festival del Cine Pobre, honrar el legado histórico, las costumbres y los valores patrimoniales de la villa fundada en 1817, y desde 2003, sede del sueño de Solás de crear una cita multicultural donde todo confluya en el cine.
El título alude de forma análoga, como comenta su curadora Clara Hilda Moreno Ramírez, tanto al grabado como al séptimo arte, subrayando las posibilidades relacionantes del arte y su carácter documental: «Valiéndose del grabado como vehículo para la expresión artística y transmisión de la identidad cultural, la muestra parte de esa idea primigenia que evoca la memoria e identidad colectiva de la Villa Blanca. Las obras que se exhiben buscan generar un diálogo entre generaciones y posibilitar un espacio de intercambio entre el artista, su obra y la comunidad» que habita la urbe situada en la costa norte de Holguín con una rica historia que se remonta al primer viaje de Cristóbal Colón, quien describió la bahía y sus alrededores en 1492.

Yosvani tuvo en el Taller de Grabado de Holguín un sitio de aprendizaje y experimentación. Allí amplió la hondura de su mirada, expandiendo los recursos expresivos del grabado en la búsqueda de soluciones formales que se apropian del espacio. La figura humana —no es su intención representativa, sino propicia a la suma de significados en la propia expansión de las fronteras entre lo abstracto y lo figurativo— está presente en su variada obra, como el uso de las texturas como medio expresivo y las indagaciones sugestivas del color, aunque en este caso las costumbres, leyendas, monumentales y edificaciones, así como la naturaleza, se convierten en motivo de inspiración para los grabados, en la técnica xilografía, de Gibara grabada: desde «el pino de Pablo Armando Fernández» (o el pino de los poetas) hasta la Copa del Amor están presentes en la muestra de un artista que «explora las posibilidades formales del grabado desde una perspectiva muy particular, dejando entredicha su fascinación por una ciudad de indudables encantos. Recurre a la representación de escenas hedonistas, fantasiosas y paradisiacas, que emanan de esta pequeña localidad costera, avivando la nostalgia, la fabulación y el imaginario colectivo. Así va develando en cada obra lugares familiares, escenarios propicios para el reencuentro con la memoria y la exaltación de valores propios».

Graduado de la propia Academia holguinera en la especialidad de Grabado y licenciado en Dirección de Fotografía de la filial de la Universidad de las Artes en Holguín, Yosvani Rodríguez Batista persiste en el grabado, en la amplitud —tantas como la inteligencia y perspicacia del creador— de sus posibilidades. Su labor como docente y esta exposición, con dirección general de Yuricel Moreno Zaldívar y coordinación de Elisbet Betancourt Macle, así como Grabando lo que se calla, justamente ahora abierta al público en el Centro Provincial de Arte de Holguín, subrayan la vigencia, el interés y los ecos del arte del grabado.
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