Los niños discutían en el Ranchón Juvenil sobre quiénes habían faltado a los eventos del año pasado: «Yo falté una vez porque tenía dengue, pero nunca más», aseguró Yunior, de nueve años.
Solo están ellos en el Ranchón de la localidad El Güirito. La arena seca envuelve el ambiente y despinta las fachadas de las casas. Es la quinta vez que Corazón Feliz viene a Gibara, y todos los muchachos comparten opiniones sobre los magos, payasos y cantantes de las experiencias anteriores.

El proyecto cultural surgió en 2018 como un festival para la canción infantil, pero su directora, la cantautora Rochy Ameneiro, pronto incluyó otras manifestaciones artísticas con el objetivo de crear una red dirigida a la infancia.
«Han acabado con las mesas del Ranchón», expresó con pesadez Liam, de siete años. «Son los muchachos que vienen a jugar fútbol y escuchar música», explicó.

Iris Mantilla y Ale García, actores de Teatro de las Estaciones, le comentan a Ameneiro que proyectarán animados cubanos para amenizar la espera. Los niños abandonaron su coloquio sobre libros y cartulinas regalados por el proyecto y se sentaron en el piso a observar ¡Viva papi!, el corto de Juan Padrón sobre el padre que confecciona tuercas.
Las losas de granito frente a la pantalla se llenaron de carcajadas en cuestión de minutos ante la presencia del Negrito Cimarrón. «Los niños consumen muchos superhéroes y música extranjera últimamente, hay que enseñarles otras cosas», opinó Ale.

Laura María llegó al lugar acompañada de varios niños. No es madre de ninguno, sino vecina, amiga o pariente lejana, pero insistía en que no debían perderse la actividad. «Al final, es una sola vez al año», comentó. Por su parte, Yanis, madre y acompañante de otro grupo, añadió: «La escuela no avisa, pero nosotros ya sabemos que Corazón Feliz viene cuando hay Cine Pobre».
Entre el bullicio, Jacob, un niño de menos de seis años con mechas rubias, jugaba al pulso con Yojairon. Discutían, porque Jacob se había escapado de casa para asistir, consciente del regaño que le esperaba.

Los vecinos hicieron silencio cuando inició la actividad, y todos, jóvenes o adultos, se acercaron a mirar. Iris y Ale, anfitriones del evento, prometieron despedir la maldad de los corazones mientras presentaban a la cantautora holguinera Edelis Loyola y su hija, Edelita.
Cantaron sobre dientes, círculos, piojos, hormigas irresponsables y abuelos cariñosos. Los muchachos de El Güirito bailaron como serpientes y actuaron como estatuas.

Al finalizar, los anfitriones se reunieron con Rochy Ameneiro para evaluar la presentación. «El público infantil es muy complejo, y no podemos permitirnos distracciones durante el show», señaló Ale García.
Mientras los niños alborotados recogían ejemplares gratis del libro Cacioncita para ti, Yunior se acercó y pidió uno. Ya tenía esa edición del año pasado, pero no la había leído para conservarla intacta.
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