Delfín Prats: De la superficie, el brillo

Sin ser asiduo a la cámara, incluso la mayoría de las veces evitándola, al poeta cubano Delfín Prats, reconocido con el Premio Nacional de Literatura 2022 y Maestro de Juventudes de la Asociación Hermanos Saíz, le han dedicado más de un material audiovisual, entre ellos Delfín Prats: entre el esplendor y el caos (2008), documental de Carlos Y. Domínguez, y el más reciente Saldo, de la también holguinera Alejandra Rodríguez Segura, obra basada en el poema homónimo de Lenguaje de mudos, libro con el que Delfín ganó el premio David en 1968.

Además de cápsulas promocionales, Delfín ha participado como entrevistado en otros documentales, y algunos pasajes de su vida han motivado abordajes desde la ficción cinematográfica. Dayana Araujo suma su acuciosa y curiosa visión, la de la joven realizadora —jovencísima, cursa el segundo año de la Facultad Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA), en la filial de Holguín del ISA— interesada en conocer la cotidianidad del poeta, para adentrarse en las «pequeñas cosas» que componen no solo el ambiente doméstico entre las paredes de su casa, sino su vida actual: sus perspectivas, pensamientos, dudas y alegrías. El Delfín Prats que hoy, frente a la cámara, confiesa sus puntos de vista, nos dice sus verdades. A esas se acerca El brillo de la superficie, documental en concurso en el 18 Festival Internacional de Cine de Gibara.  

¿Cuál fue la motivación para realizar El brillo de la superficie?

Vivo muy cerca de Delfín y sentí que tenía que hacerle algo por toda la historia que hay detrás de él, pero irse al pasado era absurdo, porque, como dices, a Delfín se le han hecho otros materiales. Lo que tenía sentido entonces era explorar en su vida actual, en cómo es la vida de Delfín Prats ahora.

¿Cuál es la tesis? O sea, el objetivo que te planteas, lo que, de alguna manera, te propones.

La tesis está en tratar de ver las cosas con una perspectiva distinta, salir del atolladero y proyectarse. Que quiere decir eso: mostrar un estado actual desde una forma íntima, más en interacción con el personaje.

¿A nivel audiovisual qué recursos utilizas y cómo los pones en función de una estética que se mueve entre lo observacional y la metáfora, entre la intervención de los realizadores frente a cámara y la imagen poética, entre la cotidianidad y cierto matiz social?

Pongo la cámara en función totalmente de Delfín. Es una extensión él, por lo tanto, le corresponde tratar de acercarse lo más posible a él y reaccionar como tal. Incluso me valgo de algo que a veces es delicado tocar: el enfoque. En los primeros planos trato de jugar mucho con el enfoque, porque va de la mano con la proyección actual de Delfín, que a veces es ambigua y difusa.

¿Qué fue lo más difícil del proceso de rodaje?

La incertidumbre de que en cualquier momento Delfín se parara y dijera que no aguantaba más, porque le era sumamente complicado permanecer frente a la cámara.

Algún referente que utilices o sea importante para ti en la realización de El brillo de la superficie.

Mi referente mayor a la hora de tratar esto, incluso en la idea del enfoque-desenfoque, fue Alejandro Alonso. En el documental Brouwer. El origen de la sombra (Katherine T. Gavilán y Lisandra López Fabé, 2019), Alejandro Alonso pone este recurso en función de la vista de Leo Brouwer. Fue algo que me encantó, y esta misma forma se explora en Diario de la niebla, de Rafael Ramírez.

Eres estudiante de FAMCA, de la filial del ISA de Holguín. Y es la primera vez, si no me equivoco, que un estudiante de la filial integra la selección oficial de FICGIBARA. Coméntame sobre ambas experiencias: la de participar y la de hacerlo siendo estudiante aún.

No tenía idea de qué era la primera vez. Alucino. Casi siempre mando con la idea de que no pasarán del envío, y cuando me llegó la noticia la felicidad fue inmensa. Como estudiante es más loco, porque no esperas tener el nivel suficiente para entrar en festivales así. Es algo lindo.

Algún poema o verso de Delfín que te sea, digamos, especial.

«“No quemes la paloma”, tanto silencio no puede soportar…». Es un verso que pertenece a Gestos.

Algo más que desees añadir.

Esperar que lo divino ocurra a más personas y les llegue lo que quise aportar con el documental. Aunque sea un 0.5 % de lo que yo sentí haciéndolo y estando frente a la realidad de una persona tan grande como Delfín Prats, que a pesar de la memoria, el tiempo y las mil cosas que van dejando daños colaterales y quitando privilegios en lo que siempre fue bello, belleza quedará, y la idea era esa, buscar lo bello por encima de todo lo que ha dejado la historia, exaltar el brillo que sigue estando en Delfín a pesar de los años y el dolor.

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