Actores y actrices a la hora de las confesiones

A la Lucía del segundo episodio de la película inolvidable de Humberto Solás le toca romper el hielo. Ella es la más veterana y es Eslinda Núñez, «la más linda». Así le han dicho, pero no se lo cree, porque ella en lo que piensa es en elegir buenos proyectos y entregarse en la responsabilidad y en la unidad de los equipos artísticos. Ahora habla de su nuevo proyecto en camino, al cual denomina «una película rusa».

Como siempre que llega ese día final de los festivales de Gibara, los actores y actrices se reúnen en la Casa de la Cultura para una hora de confesiones frente a los participantes y al público que los idolatra.

René de la Cruz modera esta mesa, en la que, además de Eslinda, está la mujer del momento, Lola Amores, que ha venido hasta Gibara para mostrar sus grandes dotes histriónicas en hasta tres de los largometrajes en competencia: La mujer salvaje, Una noche con los Rolling Stones (protagonista en ambas) y Los océanos son los verdaderos continentes (un papel menor).

(Foto: Amalia Denise)

Lola estuvo en la cita de Gibara hace años, como actriz del grupo El Ciervo Encantado, para la puesta teatral de Los elefantes ocupan mucho espacio. Pero esta vez reafirma su amor por la Villa Blanca y encima habla como una actriz más madura y diserta sobre su oficio y la manera en que lidia con el estrés y se muestra completa, en cuerpo, mente y espíritu, y para ello precisa el apoyo de los demás actores. Su próximo proyecto es La levedad de ella, película en la que trabajará bajo las órdenes de la realizadora Rosa María Rodríguez.

Como de actores y actrices se trata, están ahí, en esta mañana de Gibara, la mayoría de los que han venido a la edición 18 del Festival. Los otros, además de René de la Cruz, Eslinda y Lola, son Liliana Lam, Alberto Corona, Jorge Martínez, Félix Beatón, Waldo Franco y Hamlet Paredes.

(Foto: Amalia Denise)

Jorge Martínez abre con grandes elogios a la actriz con la que trabajó en La mujer salvaje y recuerda cuando se conocieron en Brasil, en los tiempos en que ella había hecho Santa y Andrés, de Carlos Lechuga. El actor, que este año tuvo el privilegio de entregar el Lucía de Honor a Manuel Herrera, recuerda igualmente que su visita anterior a Gibara fue para recibir un premio Lucía por su actuación en Últimos días en La Habana.

El carismático actor cuenta que está en un proyecto de televisión sobre la violencia contra la mujer y bromea: «Voy a ver cuándo me llaman para hacer algo sobre la violencia contra los hombres», para luego mencionar algunos sinsabores de la vida del artista: «El arte no se hace con cuatro quilos. Proyectos hay miles, pero muchas veces nos golpea el tema del dinero. Hay que ver cómo la gente del teatro, por ejemplo, tira para adelante con sus propios medios y luego las instituciones, cuando tienes éxito, se aprovechan para cosechar los logros».

Hablando de teatro… Están presentes Liliana Lam y Alberto Corona, que el pasado año trajeron la puesta Favez a Gibara, y en esta edición acaban de actuar con un lleno absoluto en la presentación de Kilómetro 0. Para lograr esa puesta en escena tuvieron que improvisar y prepararse en los días previos, incorporando a nuevos actores, porque algunos estaban ocupados en otras faenas.

(Foto: Amalia Denise)

Esta pareja en la vida y sobre las tablas habla con entusiasmo acerca de un nuevo proyecto entre manos, inspirado en las cartas escritas desde la cárcel por el famoso escritor inglés Oscar Wilde, donde contarán con la música de Rodrigo García, «gracias a Gibara, porque esa es otra de las virtudes de este festival, que aquí la gente se encuentra y se fraguan cosas nuevas».

Waldo Franco, otro actor reconocido sobre todo por su trabajo en teatro, menciona la emocionante experiencia frente al público de la Villa Blanca. «Había venido una vez anterior con Argos Teatro. Pero lo vivido ayer con la obra de Liliana fue genial. Es un gran acierto que el teatro acompañe al cine en este Festival de Gibara».

Actor de vis cómica a tiempo completo, Félix Beatón dice que lo invitaron una vez más porque él es «imprescindible; sin mí no existe este festival. Ya estoy esperando que me avisen para el del próximo año». Después, habla de que estará también en esa «película rusa», en la película de Pichi ―el actor Jorge Perugorría, quien dirigió por varias ediciones el Festival de Gibara y ahora está preparando un nuevo filme como director― y en una telenovela.  

(Foto: Amalia Denise)

Los actores y actrices conforman un núcleo unido, una gran familia, con sus virtudes y sus aspectos disfuncionales. Este tema lo introduce René de la Cruz y varios lo secundan, contando sus experiencias, en las que la unidad ha sido imprescindible. Liliana Lam recuerda que hubo censura alrededor de Kilómetro 0, y fue la insistencia, el sacrificio de muchos, lo que permitió que terminara por imponerse la obra.

Otro actor presente en el encuentro es Hamlet Paredes, y habla de lo que será su debut como realizador televisivo, en una serie sobre la «violencia vicaria», aquella en que las mujeres son dañadas y violentadas a través del maltrato ejercido a sus hijas e hijos por el padre. Para esta serie ha llamado a varios actores que conoce y con los que ha trabajado antes.  

Un último tema que convocó y unió, como una gran familia, a los actores asistentes al panel fue el de abogar por la restauración del mítico teatro de madera de la Villa Blanca. Apoyados por las palabras de Alberto Mora Reinaldo, arquitecto de la ciudad, presente en el público, se exhortó a una campaña nacional para que acabe de cumplirse uno de los sueños esenciales de los fallecidos Humberto Solás y Antonio Lemus, quien fuera historiador de la ciudad de Gibara.

(Foto: Amalia Denise)

Por último, el director de cine Manuel Herrera tomó la palabra para insistir no solo en la recuperación del Teatro Colonial, «esa joya patrimonial», sino también en la necesidad de crear en el cine Jibá las mejores condiciones para ver cine en el tiempo del Festival e igualmente durante el resto del año.

Con la presencia en el lugar de la viceministra de Cultura Lizette Martínez, el cierre de la actividad giró hacia la búsqueda de una comprensión de que «los artistas quieren que su obra se muestre como ellos la concibieron». Manuel Herrera apuntó que al público se le deben garantizar las condiciones idóneas para la proyección de las películas en el Festival. El recientemente laureado con el Lucía de Honor dijo: «Si queremos que la gente vuelva a ir al cine, nunca lo lograremos con malas funciones y en salas sin aire acondicionado».

Más allá de la queja, el espíritu final del encuentro resumía la pertinencia de unirse el Gobierno y los artistas para aspirar a que se lleven a término los grandes deseos: la reconstrucción del teatro de Gibara, un óptimo cine Jibá y que la hermosa ciudad costera acabe de convertirse en lo que merece: «Un pueblo de película».

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